En Puerto Madryn un grupo de marineros se movilizó por fuera de la conducción sindical y dejó en evidencia un malestar creciente. El reclamo: quieren saber qué está pasando con las negociaciones salariales y por qué nadie les explica nada. Lo hicieron bajo un lema claro: «No a la baja». Pero lo llamativo no es solo la protesta en sí, sino lo que significa dentro del gremio.
En la calle, los marineros fueron directos. «Para eso le pagamos los sueldos», decían, exigiendo respuestas a la conducción del sindicato, liderada por César Zapata. Porque si algo molesta a los trabajadores, más allá de la posibilidad de que sus salarios bajen, es la falta de información. Y si la desconfianza se instala, la relación con la cúpula sindical se vuelve cada vez más tensa.

Por lo pronto, Zapata ayer mismo salió a desligarse de la movilización de la cual él ni su gente participó. Lo hizo la Agrupación Marítima 25 de noviembre, y la Unión Marítimo 10 de julio.
Después de la movilización, hubo una asamblea improvisada. La bronca seguía latente, pero también la necesidad de no convertir el malestar en una pelea entre compañeros. «No tenemos que pelearnos entre nosotros», repetían algunos marineros. Aunque la frase suena a pedido de unidad, lo cierto es que refleja el temor a que el gremio se fracture en plena discusión salarial.
La protesta deja en claro que las bases están inquietas. Y no es un dato menor en un año donde habrá elecciones en el SOMU. No es solo una pelea por los salarios. Es una señal de que la conducción de Raúl Durdos no la tendrá fácil en los próximos meses.
