El sector pesquero argentino, una de las industrias más dinámicas y rentables del país, enfrenta desafíos internos y externos que ponen en riesgo su sostenibilidad y competitividad. Andrés Arbeletche, secretario de Pesca de Chubut, expresó con claridad las tensiones que atraviesa esta actividad económica estratégica, destacando la necesidad de una defensa constante ante amenazas políticas y comerciales, tanto locales como internacionales.
«Desde comienzo de año, el gobierno nacional, a través del primer borrador de la Ley de Bases, tenía intenciones prácticamente de destruir la pesca», aseguró Arbeletche. No hace falta ahondar en la cuestión, sino solo recordar que la propuesta planteaba medidas controvertidas, como eliminar los cupos de pesca, permitir el ingreso de barcos extranjeros y autorizar descargas en puertos de otros países. «El gobernador Torres fue una de las voces más fuertes en defender la pesca nacional que tantos recursos da a la nación», subrayó
El impacto de la pesca en la economía argentina es de los más importantes. Con exportaciones anuales que superan los 2.000 millones de dólares, el sector genera un efecto multiplicador inmediato en las economías locales. «La pesquería aporta más que la carne, y a veces pareciera que estos datos no se conocen o no se hacen saber», lamentó Arbeletche.
Presión fiscal y asignación de cuotas
Mientras la actividad intenta mantenerse competitiva, enfrenta dificultades burocráticas y fiscales: «Hoy nos encontramos en una situación donde el Consejo Federal Pesquero todavía no ha asignado las cuotas de merluza para la flota, se desconocen los motivos», comentó.
A esto se suma la carga impositiva: «Se intentan aumentar impuestos a una actividad que ya de por sí paga impuestos a las ganancias, ingresos brutos, tasas, derechos de extracción y retenciones», enumeró.
Con la guardia alta
El sector pesquero argentino no solo enfrenta presiones internas, sino también intereses internacionales que ven en el caladero nacional una oportunidad: «Es un sector que además está en los ojos de muchos actores internacionales que quieren venir a pescar nuestro calamar, sacar nuestra merluza y operar con normas distintas a las que tenemos nosotros», explicó Arbeletche.
A diferencia de las flotas extranjeras, «nosotros tenemos una flota que cuida el medio ambiente, que respeta las normas laborales y la sustentabilidad del recurso», destacó.
Sin embargo, la sobreexplotación global llevó a que se busquen nuevos caladeros, y el argentino, sano y productivo, se convierte en un objetivo: «Los recursos en el mundo se van agotando, y salen a buscar otros caladeros como el nuestro, que está sano porque se ha cuidado», advirtió.
Fue ese marco que Arbeletche hizo un llamado a proteger el sector pesquero argentino. «Tenemos que estar defendiendo siempre al sector pesquero, porque está bajo ataque por propios y ajenos», afirmó.