El mundo de la pesca volvió a reunirse en Boston. La Seafood Expo North America, una de las ferias más importantes del sector, abrió sus puertas en las últimas horas con gran presencia de empresarios y funcionarios chubutenses. Mientras las empresas buscan consolidar mercados y explorar nuevos, los altos costos internos y un mercado internacional con precios deprimidos ponen a prueba la competitividad del langostino argentino. Y, como suele ocurrir en estos encuentros, las charlas entre pasillos dicen mucho más que los discursos oficiales.
Este lunes fue el primer gran día de la feria y el ritmo de reuniones no se hizo esperar. En el Boston Convention & Exhibition Center, los principales actores del sector desfilaron entre stands y salones de negocios, buscando cerrar acuerdos o, al menos, tantear el terreno. El pabellón argentino numero 2005, bajo la marca Mar Argentino, tiene una fuerte presencia de empresas chubutenses como Cabo Vírgenes, Conarpesa, Estrella Patagónica, Iberconsa, el grupo San Isidro y Pesquera Achernar. También presente, en el pabellón 3416, Red Chamber. Pero más allá de la vidriera, la preocupación no tarda en asomar en las conversaciones informales.
Como representante de Chubut, quien viajó fue Diego Brandán, no así el Secretario de Pesca Andrés Arbeletche.
Las señales que llegan del mercado estadounidense no son alentadoras. Los empresarios lo saben, y es por eso que la feria se convierte en algo más que una simple exposición de productos: es un termómetro que mide las perspectivas a corto y mediano plazo.

Dudas sobre la próxima temporada
Mientras las empresas argentinas intentan defender su posición en el mercado estadounidense, otro tema sobrevuela las conversaciones: el incierto inicio de la temporada de langostino en aguas nacionales. Los empresarios chubutenses presentes en Boston buscan afianzar relaciones comerciales y, sobre todo, encontrar señales sobre el rumbo que tomará el mercado en los próximos meses. La exposición es una vidriera, pero también un punto de encuentro donde se tejen relaciones, se analizan los desafíos que vienen y, por qué no, colocar algún conteiner en un nuevo horizonte.
Entre los pasillos de la feria, lo que más se repite es la incertidumbre de lo que va a pasar en los próximos meses. La pregunta es si, cuando las luces de Boston se apaguen, la industria argentina habrá encontrado alguna respuesta.

Redactada y Editada por Redes al Mar