Mientras se mantiene paralizada la pesca de langostino argentino, vale poner la proa nuevamente hacia Chubut y mencionar una problemática que salió a flote y que da cuenta de la profundidad del ahogo financiero en el sector.
Aunque la temporada de langostino en aguas provinciales dejó récord de capturas y se estiró hasta marzo, no todo cerró de forma tan positiva como se promocionó en su momento. Según pudo confirmar REDES AL MAR en las últimas horas, todavía hay plantas procesadoras de la zona que no pagaron por la materia prima que compraron durante el verano. Armadores de Rawson siguen esperando terminar de cobrar y la rueda de pagos está estancada, lo cual deja en evidencia que la campaña, aunque fue buena en pesca, dejó serios baches financieros que se agudizan con la paralización actual de la pesca.
La razón de todo esto, explicada en reiteradas oportunidades, es la falta de buenas ventas en un mercado deprimido. Por ello, algunas plantas procesadoras siguen teniendo problemas financieros para cumplir con los compromisos asumidos con las empresas armadoras. Entonces, hay acuerdos que todavía no se pudieron cerrar, y hay barcos que siguen esperando el pago del langostino entregado en verano. De hecho, al menos dos armadores que prefirieron no ventilar su caso, señalaron que recibieron pagos diferidos con cheques hasta octubre (¿Y el dólar?)
Ahora bien, mirando a una temporada de aguas nacionales ¿Cómo las plantas sobrestockeadas van a salir a comprar un langostino que sólo se puede vender cola para reproceso, y con suerte? Su situación complicada es conocida y ahora el producto terminado que ofrecen los fresqueros de altura en aguas nacionales es cola para reproceso, que hoy no tiene ni demanda ni precio, sumando aún más riesgos a su operatoria.
“No quieren pagar más de lo que se pagó en Rawson”
En los últimos días, empezaron a moverse los primeros contactos entre barcos fresqueros de altura y las plantas de procesamiento de Chubut, pensando en la operativa de aguas nacionales. Pero lo que se encontraron no fue alentador. Según publicó ayer Revista Puerto, la mayoría de las plantas dejó en claro que no están dispuestas a pagar más de 1,60 o 1,70 dólares por kilo, valores inferiores incluso a los que se terminaron pagando en la temporada de Rawson (1,80 dólares).
La razón principal: siguen con stock de colas de langostino sin vender y los mercados internacionales no están demandando ese producto. Eso, sumado a los costos internos, llevó a algunas empresas a comunicar directamente que este año no van a comprar langostino de la temporada nacional.
“Lo que se paga en Provincia termina siendo como el techo de lo que se podría pagar en Nación. no creo que las plantas paguen más de 1,70 dólares, incluso al afinarse el lápiz podrían llegar a ofrecer 1,60, si las condiciones y las variables actuales no cambian”, sostuvo El gerente de Greciamar y La Escalerona del Grupo San Isidro, Sebastián de Haro.
Liberación del CEPO: más problemas que soluciones

Quien la semana pasada había advertido con preocupación esto, fue Giuliano Vestuti, armador de Rawson, quien en diálogo con Radio Chubut explicó que la cadena de pagos en muchos casos no estaba saldada. Las nuevas averiguaciones dieron con la misma situación con al menos los otros tres armadores consultados.
Pero también Vestuti había apuntado que esta situación se agudiza con la incertidumbre del la quita del CEPO al dólar, que «trae más problemas que soluciones».
“Yo pienso que la liberación del CEPO, sin ninguna medida complementaria como la suspensión de derechos de exportación, no sirve para el sector. No le agrega competitividad y sí le suma incertidumbre y angustia a una situación que ya venía siendo difícil”, señaló el integrante de la CAFACh.
A su vez, advirtió que los costos inevitablemente van a subir, y que eso se va a reflejar en toda la cadena productiva: “En definitiva, esta liberación del CEPO se va a trasladar directamente a los costos”, dijo. Y fue más allá: “Creo que internamente, en el sector pesquero, genera más conflicto que beneficios”.
El panorama que trazó deja poco lugar a los optimismos de corto plazo. Si las plantas no logran regularizar pagos de la zafra anterior, si los precios propuestos para la nueva temporada no cubren los costos, y si encima el contexto macroeconómico agrega presión, el resultado es previsible: menos barcos operando, menos langostino procesado y menos trabajo a futuro en el sector.