La Cámara Argentina Patagónica de Industrias Pesqueras (Capip) elevó un pedido a autoridades gubernamentales para que se instaure el dólar pesca, moneda que podría aminorar la diferencia de exportación, ante un mercado de langostino estático, afectado por factores exógenos a la actividad. Los empresarios avizoraron «una crisis de demanda global importante» que impide el mercadeo.
El mercado se derrumbó y para quienes explotan el rubro «no es negocio». La pandemia del Covid-19 que impactó con vehemencia durante dos años y aún afecta a la población, sumado al enfrentamiento armado entre Rusia y Ucrania perjudicó la ecuación oferta-demanda.
Sostenida la complejidad del escenario, la Capip advirtió que la actividad en planta, durante el proceso de langostino, no se podrá sostener toda la temporada. Advirtieron incluso que entre 60 y 90 días habría inactividad en las empresas, en virtud de que las cámaras están repletas de mercadería que no tienen mercado.
Al no haber comercio, los compradores de Europa, Estados Unidos y Japón ralentizaron el movimiento. «El mercado está muy complicado; la demanda en los distintos mercados a nivel mundial cayó mucho. Venimos arrastrando una crisis grande desde la pandemia del coronavirus, lo que representó un perjuicio. Y cuando parecía haber una recuperación, sucede la guerra en Europa, y la situación fue más complicada. A lo antes señalado, se debe sumar la inflación entre 8 y 10% en Europa, Estados Unidos, regiones que no acostumbran a tener esos números», dijo a EL CHUBUT el hasta ayer presidente de Cámara (ver aparte), Ventura Lafuente.
El empresario señaló que los compradores del extranjero tienen «mucha precaución y esto nos lleva a un problema de stock que hace tiempo no teníamos». El inconveniente pasa porque las cámaras están repletas de langostinos sin vender, pasó la temporada de aguas nacionales y hace menos de una semana que comenzó la temporada de captura frente a Chubut.
«Nos quedamos con el producto en las cámaras», alertó Lafuente.
DEVALUACION
La crisis cambiaria argentina también agudiza la problemática, ya que se exporta con un dólar a 160 pesos y se produce con otro a 310. Ante estas circunstancias, «estamos pidiendo el dólar pesca» para «compensar la diferencia para exportar»; antes pretendemos la actividad sea reconocida como economía regional «para ayudar a cubrir los costos locales».
Lafuente remarcó que los langostinos enteros no se venden y están en las cámaras. Mientras que el langostino de cola, sin cabeza, es el que está encontrando un mercado, con una leve apertura, pero con un movimiento que permite sostener la actividad. «Si bien estamos exportando mucho menos que antes, lo que sale al exterior se cobra a un dólar oficial que no tiene nada que ver con la economía real». A razón de lo expuesto, reiteró que «hace tiempo venimos pidiendo un dólar pesca, de exportación. No podemos soportar el costo que tenemos con la inflación que es galopante y estar cobrando un dólar que prácticamente es la mitad de todo el resto de los dólares», señaló.
El Gobierno Nacional está al tanto de la complejidad. Comprende que la diferencia cambiara «nos está perjudicando». Explicó que «cuando sacó el dólar para las economías regionales, pensábamos que íbamos a estar incluidos, y no ocurrió». En este caso, «el sector exportador de la pesca debería estar reconocido como un generador de divisas, y así se nos ayude a cubrir nuestros costos».
PERJUICIOS
El agravante pasa porque «el langostino entero está totalmente parado. Todo lo que se haga, va a stock. Y el de aguas provinciales, que se hace entero y de muy buena calidad, se está vendiendo».
En este último caso, el langostino en cola (sin la cabeza) «es el que estamos haciendo ahora para no parar las plantas y seguir produciendo. Comprende un mercado más relajado, pero pronto, si los mercados siguen así, produciendo el mismo producto, se va a bajar el precio, y posteriormente colapsará».
En profundidad, Lafuente sentenció: «Si la situación sigue igual, no vamos a durar la temporada de Rawson. Tendremos que parar de producir porque las cámaras van a estar llenas», más allá que la esperanza es que Navidad mueva el mercado europeo. «Si no se abre el mercado, no vamos a aguantar más de 60 o 90 días» y se vendrá la paralización de las empresas.
Planteó que «veo complicado que las plantas chicas puedan sostenerse porque estamos haciendo todos el mismo producto, los compradores lo saben y por lo tanto los precios van a ceder, y creo que si no hay una salida rápida a los stocks, las plantas chicas son las que sufrirán más, y no considero que aguanten este impacto».
AVISO A ARCIONI
Finalmente, el presidente de la Capip dijo que el gobernador Mariano Arcioni está interiorizado de estas circunstancias y esperan definiciones respecto a la economía y el dólar, para lo cual se mantienen activas las gestiones. «Ya se lo comunicamos; estamos luchando para que podamos conseguir un alivio», sostuvo Lafuente.