El destino de la causa por el hundimiento del Rigel parecía estar escrito hace tiempo. La decisión del juez federal Gustavo Lleral de archivarla no sorprendió a los familiares de los tripulantes, pero sí los llenó de indignación. Es el mismo final que tuvo la investigación por el Repunte. Otra vez, un expediente que se cierra sin responsables y una justicia que llega tarde, o directamente no llega. Ahora, los familiares buscan revertir el fallo y apartar al magistrado, convencidos de que la causa no se investigó como correspondía.
El Rigel se hundió el 9 de junio de 2018, a solo tres días de haber zarpado, llevándose consigo a nueve tripulantes: Jonatan Amadeo, Luciano Mieres, Rodrigo Sanita, Cristian Osorio, Rodrigo Blanco, Nahuel Navarrete Godoy, Daniel Rodríguez y Fabián Rodríguez. Solo apareció el cuerpo del capitán, Salvador Taliercio. El resto de la tripulación sigue desaparecida. El casco del barco se encontró recién 23 días después, sumergido a 93 metros de profundidad frente a las costas de Rawson. Desde entonces, los familiares de los marineros impulsaron una lucha incansable: primero, para recuperar los cuerpos; después, para que se investigue qué pasó realmente.
Pero la historia terminó como tantas otras en el mar argentino. Desde el 2000 hasta hoy, se hundieron 68 barcos y más de 145 marineros siguen desaparecidos. Ninguna de esas causas llegó a juicio. Ni una sola.
El cierre de la causa y la reacción de los familiares
Miguel Osorio, padre de Cristian, recibió la noticia por correo electrónico. No hubo explicaciones ni reuniones, solo un mail seco informándole que la causa había sido archivada. “Una vergüenza”, dice. Lo que más lo indigna es que el juez se basó en una resolución propia para cerrar la investigación sin siquiera citar a declarar a los seis imputados que figuran en el expediente.
“No investigó nada, dejó dormir la causa durante años y ahora la cierra”, acusa Osorio, recordando que en el caso del Repunte pasó exactamente lo mismo. “Nosotros le presentamos pruebas, le mostramos todo. ¿Cómo no vamos a creer que hay impunidad si fuimos los propios familiares los que tuvimos que hacer la investigación?”, se pregunta.
Ahora van a apelar el fallo y también intentarán recusar al juez. No confían en Lleral. “Desde el primer momento nos pareció incompetente”, dice sin vueltas.
Lo que más le duele es que, después de casi siete años, las condiciones para los trabajadores del mar siguen igual de precarias. “Yo perdí un hijo, y lo único que quiero es que los demás trabajadores al menos tengan mejores condiciones. Pero nada cambia. Encima, nos encontramos con un juez que no quiere trabajar”, sentencia.
En el fondo, la sensación es la misma de siempre: el mar sigue tragándose vidas, pero la justicia sigue mirando para otro lado.