Fernando Álvarez Castellano, presidente de Conarpesa, se refirió al incierto comienzo de la temporada de langostino en aguas nacionales. Señala que los números no cierran y que la postura del Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) solo empeora la situación. Mientras el gremio se mantiene firme en su negativa a renegociar los valores de producción, las empresas advierten que no saldrán a pescar si eso implica operar a pérdida. En este contexto, Álvarez Castellano no dejó lugar a dudas: «Yo cada día que pasa y no salgo, es un día que dejo de perder dinero».
Hace dos décadas, cuando el langostino se vendía a 12 dólares el kilo, se estableció un valor de producción de 6 dólares. «El valor que se liquidaba a la tripulación era la referencia de 6 dólares», recordó. Con esa diferencia, las empresas crecieron, renovaron su flota y pagaron cargas sociales, lo que permitió generar miles de empleos en el sector. «El resultado de eso son 40.000 puestos de trabajo que dependen de la pesca», remarcó. Pero el tiempo pasó y el mercado cambió. Hoy, el langostino se comercializa a entre 5 y 6 dólares, y mantener los mismos valores de producción es, para el empresario, un despropósito. «No puedo pagar un valor de producción por un producto que yo vendo más barato. La lógica que te dice es que vas a perder dinero», explicó.
A esto se suma el factor sindical. En plena campaña por las elecciones del SOMU, el gremio mantiene una postura inflexible. «La negativa del SOMU es un ‘no hablo nada, no tengo nada que hablar, aquí no se baja nada, es plata o mierda’«, señaló Castellano. Ante este panorama, «en principio, la decisión de la presidencia de Conarpesa es que no hay temporada».
El conflicto no solo afecta a las empresas, sino también a los tripulantes, que dependen de la actividad para generar ingresos. Pero Castellano también cuenta su parte: «Cada día que pasa, estamos de acuerdo de que los tripulantes dejan de ganar un dinero. Pero yo cada día que pasa y no salgo, es un día que dejo de perder dinero».
La presión sindical y la necesidad de obtener rentabilidad pusieron en jaque el inicio de la zafra en aguas nacionales. «Si no hay ningún arreglo, me quedaré parado. Y si no se hace temporada en Nación con los barcos, pues no se hará. Pero yo no voy a armar los barcos para salir a perder dinero, y menos con las amenazas del SOMU», aseguró. «Yo esta vez no voy a la guerra, me quedo en casa».
«Antes de molestar a la gente que no es la que tiene la culpa, no saco los barcos hasta que entiendan que de esta forma no», afirmó. Pero también deslizó que la disputa tiene un trasfondo político dentro del gremio. «Eso está en la práctica del SOMU y yo no voy a entrar en ese jueguito. Pero lo que están haciendo es que por un tema sindical están perdiendo a la gente».
A modo de ejemplo, recordó lo sucedido en la última temporada con la flota tangonera: «En los tangoneros, el año pasado, pescando 10.000 toneladas, no gané ni perdí. Gané por la diferencia de cambio, o sea, hice un negocio financiero, cuando mi negocio es comprar pescado y venderlo más caro que me cuesta hacerlo», lamentó en una entrevista a LU 20.
Si la temporada en aguas nacionales finalmente comienza, no será pronto. «Puede ser que si se inicie, va a ser dentro de muchos meses, cuando las bases agarren a sus representantes y les digan que se sienten a negociar», concluyó.