La Cámara Pesquera Argentina ALFA compartió con REDES AL MAR un comunicado advirtiendo sobre la posibilidad de no iniciar la temporada de pesca de langostino en aguas nacionales debido a los altos costos laborales y otros factores que afectan la rentabilidad del sector. El calendario de inicio de temporada aceleró la crítica situación, y los armadores se enfrentan a una encrucijada: los costos de operación siguen en aumento, mientras que los precios internacionales del langostino han caído significativamente.
Según el comunicado, las expectativas de los armadores se desplomaron debido a la caída del precio de la materia prima en un 20% respecto a años anteriores, como consecuencia de la falta de ventas al exterior. A esta problemática se suma la presión de los sindicatos que demandan aumentos salariales del 26%, porcentajes que superan incluso el aumento del dólar en 2023. Desde la Cámara, consideran que estos incrementos salariales no son viables en una industria que depende directamente de los precios internacionales y de un tipo de cambio fluctuante.
La logística en los puertos de Chubut supo experimentar aumentos desmedidos, especialmente en lo que respecta a la estiba, lo que agrava aún más la situación económica de los armadores. Los costos operativos se dispararon, y la rentabilidad del sector se encuentra en jaque. Además, la imposición del Consejo Federal Pesquero de limitar a 72 horas cada marea de pesca, con el argumento de proteger la calidad de los productos, es duramente criticada por la Cámara Pesquera.
Los armadores sostienen que esta medida restringe severamente el ingreso de materias primas, ya que no permite completar tres días completos de capturas, afectando directamente la viabilidad del negocio.
Claro que se olvidan en ese punto la caótica temporada del año 2021, cuando los barcos rebotaban en el muelle madrynense para volver a pescar en una carrera despedida que atentaba severamente el producto.
Desde la Cámara Pesquera ALFA, se argumenta que la continua presión del Estado sobre la industria genera sobrecostos innecesarios y quita competitividad al negocio. Las regulaciones impuestas, según los armadores, solo sirven para alimentar una inflación burocrática que termina perjudicando a toda la cadena productiva. En este contexto, la demanda de los sindicatos de incrementar las remuneraciones basándose en el índice de inflación parece estar desconectada de la realidad económica que enfrenta el sector pesquero.
La postura crítica de la Cámara Pesquera ALFA va apuntada a una falta de lógica en pretender aumentos salariales que exceden los incrementos del tipo de cambio, en un contexto donde los precios internacionales del langostino no acompañan. Es una discusión que se viene zanjando en los últimos meses y que fue el verdadero telón de fondo de muchos conflictos en el muelle de Rawson durante la última temporada en aguas provinciales.
Así, señalan que la industria pesquera, dependiente de un mercado global y de una economía dolarizada, se ve fuertemente afectada por decisiones locales que no contemplan el panorama completo. Los armadores marplatenses advierten que sin un ajuste realista de los costos y una revisión de las regulaciones impuestas, muchos buques podrían no participar en la zafra, poniendo en riesgo no solo la rentabilidad de las empresas, sino también los puestos de trabajo de miles de trabajadores del sector.
Es una situación compleja y tensa, donde los intereses de los sindicatos y las necesidades de los armadores parecen irreconciliables. La industria pesquera se encuentra en una encrucijada que requiere de soluciones consensuadas y realistas para evitar un fracaso anunciado de la zafra de langostino en aguas nacionales. El desafío es grande, y la necesidad de diálogo y entendimiento entre todas las partes involucradas es más urgente que nunca.
EL COMUNICADO
Zafra de langostino: la receta de un fracaso anunciado
Se desploman las expectativas de los armadores ya que, ante la falta de ventas al exterior, cae el precio de la materia prima un 20% con respecto a años anteriores. Si a ello le agregamos la pretensión de algunos gremios de obtener aumentos en sus paritarias del 26% (por encima del dólar 2023), la consecuencia obvia es que muchos buques no irán a la zafra. En una industria que depende de los precios internacionales, no tiene ninguna lógica pretender aumentos que están por encima del aumento en el tipo de cambio. Incluso la logística en los puertos de Chubut aumentó excesivamente por encima del dólar, en especial la estiba. Completa este panorama desalentador la imposición por parte del Estado de poner un límite de 72 hs a cada marea de pesca, con el débil argumento de que así es como se protege la calidad de los productos. La consecuencia real de este límite, es impedir que se completen tres días de capturas, lo cual fulmina el negocio para los armadores y sus empresas al restringir fuertemente el ingreso de materias primas. Esta imposición es sólo un ejemplo más de la continua presión del Estado sobre la industria, una interacción que le quita competitividad al negocio generando sobrecostos innecesarios, que sólo sirven para alimentar una inflación burocrática.