Luego de casi tres semanas de inactividad para toda la flota fresquera del país, entre varias idas y vueltas entre las cámaras empresarias (CAIPA y la Cámara de Armadores) con SICONARA y SOMU, se llegó a un acuerdo salarial de actualización en dos cuotas: Una retroactiva a Marzo (27%) y otra del 18% en el mes de Julio.
Un dato no menor es que el 45% de aumento alcanzado en base a esta discusión, está destinado a los ítems Fijos, ya que los valores de la producción están regulados y actualizados de forma sistemática por el convenio que rige a estos sindicatos.
Entonces, con el acuerdo saldado, no son pocos los que afinan el lápiz, sacan números y conclusiones lógicas a partir de las medidas de fuerza sindicales: “¿Verdaderamente el paro de actividades es la mejor herramienta de negociación?”, se preguntan en diálogo con REDES AL MAR, al remarcar también que la verdadera ganancia el trabajador la va a alcanzar mientras se esté pescando.
DESAPROVECHAR EL MOMENTO
La fecha y el contexto en el que se desarrolló el cese de actividades en los puertos, tampoco no es un detalle menor. En vísperas de Semana Santa, la demanda interna de merluza aumenta en volúmenes y valores. Pero lo más importante es que el pescado también está disponible en el stock 41 para pescarse. Asimismo, en el momento del cese de actividades, gran parte de la flota se encontraba operando con rendimientos regulares y completando bodega en el transcurso de entre 4 y 5 días de pesca.
Desgraciadamente nada de eso ocurrió. No se pescó, no se descargó, no se procesó, ni tampoco se vendió. Y claro, la Semana Santa se fue.
Hay que recordar que la merluza tiene sus momentos del año. Y, para completar bodega en mareas cortas, era un momento oportuno.
SE DISCUTEN NUMEROS Y EL PESCADO SE VA
Mientras el pescado comenzaba a contar sus últimas semanas antes de emigrar, los responsables de llevar adelante las negociaciones de las cámaras empresarias ofrecían un 30% de aumento salarial y los gremios de a bordo pedían 60%, excepto SIMAPE que había aceptado ya ese 30%.
Luego de algunas audiencias, más truncas que fructíferas, se bajaron esas pretensiones a 50%; pero Diego García Luchetti y Fernando Rivera mantenían el pedido del 30% en dos cuotas.
Mientras, vale repetir el contexto, terminaba la segunda semana de paro y los barcos estaban hasta la 7ma andana parados.
Finalmente, la oferta se corrió al 45% pero en tres tramos, un porcentaje que terminó gustando a los delegados sindicales pero no en los plazos.
Pero Semana Santa se fue, y el langostino fresco del Stock 41 que podía procesarse en Mar del Plata o en nuestra Patagonia tampoco ocurrió.
Entonces bien, en un país que necesita trabajo, generar divisas y el guiño del gobierno nacional para los sectores productivos del país, una vez más es necesario preguntarse la función de los paros que frenan la producción para terminar alcanzando una diferencia del 5% en los items fijos en una paritaria.
¿Le conviene al bolsillo de los trabajadores hacer un paro y frenar a los barcos? ¿O es una herramienta que solo se repite por no pensar en otra vía de reclamo?