Desde temprano, ayer marineros y familiares comenzaron a concentrarse en el playón recreativo del muelle Luis Piedra Buena de Puerto Madryn. Con banderas argentinas y carteles hechos a mano, caminaron por las calles céntricas de Puerto Madryn para reclamar volver a salir a pescar.
Fue la segunda marcha en menos de una semana. A lo largo del recorrido, se notó una presencia activa de esposas, madres, hermanos e hijos pequeños. La escena recordó que detrás de cada marinero hay una familia que espera, que sostiene y que también sufre el parate de la temporada.

A diferencia de otras manifestaciones, esta movilización no tuvo consignas políticas ni sindicales, con la idea de distanciarse del propio sindicato de marineros que, según comentaban en la marcha, «nunca representó como corresponde a los trabajadores».
La protesta apuntó directamente al estancamiento en las negociaciones entre las cámaras empresarias y los representantes de los trabajadores, que tras semanas de reuniones no lograron destrabar el conflicto que impide la salida de la flota.

Mientras tanto, la temporada avanza en el calendario. Los barcos están listos, los hombres también. Pero el conflicto sigue sin resolverse, y con él, la angustia se extiende sobre cientos de familias que dependen de una marea que, por ahora, no se mueve.