El conflicto entre el SOMU y CONARPESA pegó fuerte en Puerto Madryn. Fernando Álvarez Castellanos, dueño de la empresa, decidió dar por terminada la temporada de pesca después de que el sindicato frenara la salida de uno de sus buques. Indignado, denunció que el gremio le paralizó la actividad y dejó a 300 personas sin laburo.
El detonante fue el buque Don Vicente Vuoso, que estaba listo para zarpar cuando, según Álvarez, aparecieron los dirigentes del SOMU y “con actitudes de patoteros” hicieron bajar a la tripulación. ¿La excusa? Era el «Día del Pescador». Pero para el empresario esto no tiene justificación: “Tienen ocho meses de vacaciones y se dan el lujo de festejar una fecha que ni siquiera está en el calendario ni en el convenio”.
Enojado, mandó notas a la Prefectura y a la Secretaría de Trabajo para denunciar lo ocurrido y dejó claro que va a demandar al sindicato por los daños. Además, dijo que no piensa ceder: “Obvio que estoy en guerra con el SOMU. No me la cambia ni que sea el último deseo del Papa”.
Según Álvarez, la temporada podía seguir hasta el 15 de marzo, e incluso un poco más si las autoridades lo permitían. Pero con este conflicto, dio por cerrada la operación en la planta de Madryn: “Los sindicalistas están para decirme lo que tengo que pagar, no para decirme lo que tengo que hacer”, disparó.
Mientras tanto, el parate deja a cientos de trabajadores en la incertidumbre y pone sobre la mesa, una vez más, las tensiones entre empresarios y sindicatos en la industria pesquera.