El armador César Domínguez se desligó de cualquier responsabilidad en el hundimiento del pesquero El Carlillo y aseguró que si realmente hubo marineros sin libreta a bordo, la responsabilidad es del capitán. Contó que el día del accidente estaba de vacaciones en Trevelin con su familia cuando recibió la llamada que lo dejó en shock: su barco se había hundido. Apenas se enteró, volvió de inmediato a Rawson para saber qué había pasado.
«Yo el día del hundimiento estaba en la ciudad de Trevelin, me había ido de vacaciones con mi familia. Me llamaron por teléfono que el barco se había hundido», relató. Sobre la acusación del secretario de Pesca, Andrés Arbeletche, quien denunció en la Justicia Federal que habría tripulantes a bordo sin libreta de rol, Domínguez dijo no tener información. “Yo desconozco eso porque la verdad lo desconozco. La verdad que no tengo ni idea», afirmó.
Remarcó que lo primero que hizo al llegar a Rawson fue preguntar por la tripulación: “Me vine para Rawson preguntando acá un minuto cómo estaba la gente hasta que me dijeron que la gente estaba bien”, recordó. Y en cuanto a la posible presencia de marineros sin libreta, fue claro: «Si hay alguna gravedad de eso, que la justicia se haga cargo porque yo tengo un capitán, un patrón de barco que es la máxima autoridad del barco”.
Para Domínguez, si efectivamente el barco zarpó con tripulantes sin declarar sin que él lo supiera, el responsable es el capitán: “Si él lo dejó salir sin avisar a la empresa armadora, que soy yo, justamente yo no estaba en la zona, que se haga responsable. Y yo estoy a disposición de la justicia”, sentenció.
Sobre cómo se dio el accidente, explicó que ese día había una cantidad inusual de pescado en el mar y que todas las embarcaciones enfrentaron problemas similares. “Había mucha cantidad de pescado esa mañana y los barcos agarraron mucha cantidad. Todos los barcos habían quedado parados», dijo. El Carlillo, detalló, ya tenía 100 cajones en bodega y estaba en plena maniobra cuando todo se descontroló. “Estaban subiendo la bolsa de pescado y dice que fueron en cuestión de segundos y el barco se dio vuelta”.
Según Domínguez “ese día, todos los barcos reventaron manga, quedaron barcos parados porque no podían subir el pescado. Por mucho peso. Hubo mucha cantidad de pescado ese día”, reiteró.
Por último, defendió el estado del barco y aseguró que no tenía fallas estructurales. “Yo lo único que le puedo decir es que mi barco estaba en perfectas condiciones. Todos los años lo subía a astillero. Era uno de los barcos artesanales que tenía la mayor tecnología posible”, concluyó.